Legado

 

OFRENDA DE PEDRO GRASES

En dos han dividido el legado de Pedro Grases discípulos y estudiosos: Docencia escrita y docencia viva.

Docencia escrita

La obra escrita de Grases ha sido catalogada del modo siguiente:

I. Libros y folletos; II. Ediciones, compilaciones y prólogos; III. Obras en colaboración; IV. Participación en obras colectivas; V. Obras de Pedro Grases; y VI. Obras de referencia. En todos estos apartes o instancias el Maestro hizo verdaderas contribuciones.

El especialista Horacio Jorge Becco en Bibliografía de Pedro Grases (Caracas, 1987 y 1997), en tres intentos de totalizar la obra da relación de 695 registros.

La Fundación Pedro Grases lleva adelantado y en vías de publicar la Contribución a la Bibliohemerografía de Pedro Grases, de David R. Chacón Rodríguez, quien alcanza hasta más de dos mil registros, directos e indirectos.

 

Docencia viva

En el proceso de adaptación a la Nueva Tierra, el emigrado y el exiliado Pedro Grases conoce al Ministro de Educación, doctor Rafael Ernesto López. Se le contrata para dar clases. Renace su vocación de docente en el Liceo Fermín Toro, la Escuela Normal Superior, el Instituto Pedagógico Nacional, el Liceo de Aplicación y Colegio América. Fue fundador de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela y director de su Escuela de Biblioteconomía, también fue profesor de la Universidad Católica Andrés Bello. Sus clases muchos las recuerdan como una verdadera delicia, pues eran impartidas de manera grata y original con novedosos métodos pedagógicos, con amplia y moderna información.

Formó a una legión de discípulos entre los cuales están Oscar Sambrano Urdaneta Orlando Araujo, Rafael Di Prisco, Alexis Márquez Rodríguez, Ernesto Mayz Vallenilla, Domingo Miliani, Augusto Germán Orihuela, Efraín Subero, José Santos Urriola y muchos más.

Oscar Sambrano Urdaneta, discípulo devoto, definió a Grases: “Fue maestro fundamental, de contagiosa jovialidad y tino en el estímulo”.

Cumplió un periplo como conferencista y profesor invitado en el interior del país y prestigiosas universidades del extranjero: Profesor Visitante en el Departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Harvard, (1946-1947), se le invitó a quedarse, pero se había consustanciado con Venezuela; en Inglaterra fue Profesor de la Cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge, (1974-1975); y nuevamente en los Estados Unidos, brilló como Profesor Visitante de la Universidad de Bloomington, (1977). Desde estos escenarios continúa engarzando otra interesante relación [correspondencia] con profesores interesados en temas americanistas y venezolanos.

Pedro Grases reseñaba cómo la humildad y la sencillez influyen en el mayor saber y en el mayor valer humano; y ellos van siempre de mano con la generosidad.

 

Temas de estudio

Junto al aula, Grases se organizó para estar a solas e iniciar una obra de investigación, documentación y reflexión. Grases se integró al quehacer cultural. Dota a los estudiosos, investigadores y gente de la cultura de herramientas de trabajo, antes había muy pocas.

A raíz del prematuro fallecimiento del investigador y bibliógrafo Manuel Pérez Vila (1922-1991), quien era su amigo, colaborador y protegido, considerado por algunos como la competencia, Pedro Grases dijo a Carlos Maldonado-Bourgoin lo siguiente: “Todo el mundo habla y dice de la labor de Manuel Pérez Vila, acabo de terminar su estudio bibliográfico para que conste su verdadero y útil hacer en el país”. Ese era el talante del Maestro. Dato bibliográfico: Grases, Pedro, 1909-2004.: Manuel Pérez Vila, 1922-1991: vida y presencia en Venezuela / Pedro Grases. Bibliografía de Manuel Pérez Vila, 1922-1991 / Horacio Jorge Becco. – Caracas: Ediciones de Fundación Eugenio Mendoza, Fundación Boulton, Fundación Polar, 1993. – 115 p.: retrs. ; 23 cm.

Con llanura se propuso Grases dejar constancia de sus preocupaciones en busca de la verdad de algunos temas de estudio donde advertía discontinuidad y falta de sucesión. Temas que la gente repetía con poca base, con medias verdades y que la tradición se había encargado de dejarlas así. Este fue un gran logro del Maestro, entre otros sustantivos aportes.

Su objetivo fue hacer la vida en América, con la idea puesta en el enorme beneficio que puede dar la reorientación de los objetivos de la cultura: Andrés Bello, Francisco de Miranda y Simón Bolívar fueron sus faros o nortes.

 

Obra americanista

“Vivía encandilado con mi descubrimiento de América”. Desde su llegada al Nuevo Mundo, tuvo la inmediata percepción de no conocerlo como lo merecía e hizo un programa de lecturas y de viajes para aprenderlo en su verdadero rostro y riqueza cultural. Como experiencia añadida, América le propició energías creativas poderosas en la ordenación de instrumentos para su comprensión e interpretación.

El tiempo consagrará a Grases como embajador y puente entre el Nuevo y el Viejo Mundo.

En la década de los ochenta, como miembro del Consejo Superior del Rey de España fue nombrado miembro del Consejo Superior del Instituto de Cooperación Iberoamericana para la Celebración del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos, tal responsabilidad y distinción le va a permitir concretar viejas ideas acerca del magno acontecimiento, uno de los de mayor impacto en la Cultura Occidental. Rompió con el viejo esquema eurocentrista y movió a reconocer y divulgar las aportaciones americanas a la cultura y al desarrollo del hombre.

Antonio Scocozza en artículo de la revista del Instituto Caro y Cuervo (Colombia) escribió «Pedro Grases: una vida y un método para la historia de la cultura hispanoamericana», que no podría entender cabalmente la cultura venezolana ni su desarrollo sin Pedro Grases. Adopta a Bello desde 1941 y como buen padre se sumerge en una labor sin parangón en fundamento metodológico e historiográfico de la historia de la cultura venezolana.

Francisco Javier Pérez: Pedro Grases. Boletín Asociación Internacional de Hispanistas, 11/04. Número In Memoriam a José María Casayas, Pedro Grases, Pierre Vilar y Franco Meregalli, publicado en colaboración con la Fundación Duques de Soria. Depósito legal: Editores Blanca L. de Mariscal y Jean-François Botrel, España, 2004, pp. 47-48.


PEDRO GRASES (1909-2004)

Francisco Javier Pérez

Ha muerto Pedro Grases a los noventa y cuatro años de edad. Su desaparición física está cargada de significación, al representar la última etapa en el proceso de extinción de los nombres gigantes de la espiritualidad venezolana. El conocimiento que alcanzó de nuestra vida intelectual fue uno de los más hondos que se recuerden en los anales nacionales de la cultura. Su pasión venezolana no hacía sino manifestar que pertenecía a la estirpe de los irrepetibles. Así, se impuso desplegar el mayor proyecto de revisión de la historia espiritual del país, para producir, en consecuencia, uno de los corpus de estudio más profusos, inmensos y disciplinados nunca antes ensayado.

Su vida tuvo punto de partida en el pueblo de Vilafranca del Penedés (Barcelona-España), el año 1909. Muy joven transita los espacios del estudio, apasionándose por los libros, la escritura, la historia y el humanismo. Egresa, en 1931, de la Universidad de Barcelona en Filosofía y Letras y en Derecho, doctorándose al año en ambas disciplinas en la Universidad de Madrid. Comienza a escribir muy joven, a los dieciséis años, en periódicos y revistas de su pueblo y a dictar clases en el Instituto Escuela de Barcelona y en la Universidad de Barcelona. El estallido en 1936 de la guerra civil interrumpe, desafortunadamente, estos primeros ejercicios intelectuales de Grases. Venturosamente para la cultura de Venezuela e Hispanoamérica, sin embargo, la guerra le hace decidir su traslado a Venezuela en busca de aires más prósperos y de espacios más sosegados. Es así como Grases, a partir de 1937, irá arraigándose en el país en un proceso sistemático descubrimiento de sus hombres e inteligencia más memorables y prodigiosas en especial los del siglo XIX: Miranda, Bello, Bolívar, Baralt, Humboldt, Simón Rodríguez, Juan Germán Roscio, José María Vargas, Juan Manuel Cagigal, Juan Vicente González, Agustín Codazzi, Arístides Rojas, Fermín Toro y Cecilio Acosta, entre tantos otros.

Para lograr los cometidos que se impone, concebirá su trabajo como una simbiosis entre la investigación y divulgación, esta última entendida como rescate cultural. Enseñará en algunos centros educativos más prestigiosos del país: El Liceo “Fermín Toro”, el Instituto Pedagógico Nacional, el Liceo “Andrés Bello”, el Colegio América, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Católica Andrés Bello. También se hará firme en los institutos públicos destinados al rescate del acervo bibliográfico nacional, del cual será uno de sus más comprometidos ejecutores. En este sentido, destaca su participación en la Oficina de Bibliografía de la Biblioteca Nacional y, hasta muy avanzada edad, sus labores como directivo de La Casa de Bello, fundada bajo su tutela. En esta última institución tendría a su cargo la secretaría de la Comisión de las Obras Completas de Bello, la empresa más ambiciosa de su tiempo llevada a cabo en el país.

En paralelo, Grases irá edificando el monumento inmenso de reflexión venezolanista que supone todo lo que escribió e investigó y que, por voluminoso, no es posible ni un resumen aproximado. La dimensión de su legado es tan asombrosa como el inmenso universo verbal que generó y el inabarcable sondeo humanístico que produjo durante las siete décadas que dedicó al conocimiento serio y enaltecedor del pensamiento venezolano y venezolanista. Su mirada fue, recurrentemente, la del filólogo y la del historiador para quien el estudio de la lengua y de la historia constituían, no sólo el mismo estudio, sino la más certera posibilidad de entender lo que los hombres de una cultura han sido y por qué así han sido. No son, entonces, casuales las vinculaciones estrechas que sostiene con filólogos e historiadores en la más amplia geografía del hispanismo español, hispanoamericano y venezolano: Ramón Menéndez Pidal, José Ortega y Gasset, Amado Alonso, Samuel Pili Gaya, Joan Corominas, Tomás Navarro Tomás, Carlos Pi i Sunyer, Pedro Urbano González de la Calle, José Manuel Rivas Sacconi, Miguel Batllori, Guillermo Feliú Cruz, Jorge Guillén, Juan David García Bacca, Ángel Rosenblat, Mariano Picón-Salas, Pedro Pablo Barnola y Fernando Paz Castillo, entre muchos más. También, el hispanismo anglosajón norteamericano e inglés se fijará en él como uno de los más vocacionales representantes, ofreciéndole cátedras y espacios de investigación en las universidades de Harvard y Cambridge, en la Biblioteca del Congreso de Washington. El Amherst Collage, en los Estados Unidos, crea, en 1983, el prestigioso “Premio Pedro Grases a la Excelencia en Hispanismo”.

Saldo, Grases construye legado y no obra y, por tanto, no será fácil asimilarlo por mucho tiempo en lo que de portentosa extensión y profundidad significa. Madreselva, Grases se ramifica en el mapa intelectual de la Venezuela del siglo XIX y de su propio tiempo, y se enrosca en la más diminuta arteria del sistema circulatorio de la estirpe venezolana. Numérico, Grases por su origen catalán o por su disciplina prodigiosa se traduce en los inalcanzables guarismos de una biobibliografía que dura un siglo (los estudios de Horacio Jorge Becco asientan, hasta 1987, las cifras enormes de la producción de Grases: 179 libros y folletos; 214 ediciones, compilaciones y prólogos; y 71 participaciones en obras colectivas), en las miles de páginas que fue capaz de consumar en la escritura (al momento de su muerte sus Obras alcanzan 21 volúmenes, editados por Seix-Barral, sin incluirse en ellas las 30.000 piezas que componen su ciclópeo epistolario), en los centenares de temas viejos y nuevos que transitó (v.g. la historia de la imprenta y de sus hitos bibliográficos) y en las superpobladas invocaciones que gestiona para el estudio de Venezuela. Académico, dejará irremplazables vacantes en la Academia Venezolana de la Lengua y en la Academia Nacional de la Historia. Hospitalario, Grases no ocultará su generosidad y su amor por los demás, bien familiares o amigos, bien discípulos o estudiosos. Gigante, se hace un gigante al entender que en cada palabra crecería un laberinto. Laberíntico, edifica su propia constelación escrituraria, monumento de una filigrana sapiencial venezolana que tendremos aún que esperar mucho para comprender cabalmente. Por ello, estoy convencido, se ocupó durante las décadas finales de su vida en ser él mismo su propio compilador y el ordenados de su vasta producción, a sabiendas de que le no hacerlo sería entregarnos a sus abismos insondables. También, quizá, para superar el sino desgraciado de muchos escritores y estudiosos que dejaron obra inédita o dispersa a la espera de una posteridad agradecida y acuciosa que nunca llegaría. Viajero, pensó su obra como una travesía inequívoca asumida desde el puerto de salida y con ruta que sería línea recta trazada por su pasión de estudioso.

Deja una obra ingente en dimensión material y cuantiosa en dimensión espiritual y, quizá, sean éstos los dos grandes valores que la coronan a perpetuidad. Deja un sólido magisterio, digno de la más perturbadora de las fascinaciones. Deja un recuerdo de sabiduría en todos los que lo consideramos paradigmático. Deja una posibilidad de entender que no ha desaparecido la generosidad académica y humana. Deja la idea de que el triunfo sólo es posible con inteligencia y disciplina. Deja la marca de sus recorridos en cada uno de los destinos culturales que emprendió. Deja, también, la nostalgia por los grandes momentos de nuestra edificación intelectual. Deja la necesidad de su compañía afectuosa y comprometida. Deja el monumento de su vida perfecta. Deja, al irse, un siglo entero con él, como si ese siglo que vivió se tratara de todos los siglos vividos por la patria intelectual que escogió para desgastar su vocación y el tiempo prolongado que le tocaría, excepcional y afortunadamente, vivir. Con su muerte deja culminada, pues, la extinción de los gigantes del hispanismo venezolano.

Francisco Javier Pérez
Docente, investigador y escritor.
Ex–Presidente de la Academia Venezolana de la Lengua.
Secretario General de la Asociación de Academias
de la Lengua Española (ASALE)


Contribución de Pedro Grases al constitucionalismo y a la Ley del Banco Central de Venezuela.

Referencia: David R. Chacón Rodríguez

Estudios y prólogos

Textos constitucionales de Pedro Grases

La Constitución Federal de 1811 y su impresor / Pedro Grases.-

Caracas: s.n., 1959. (Caracas, Imprenta Nacional). 15 p. facsíms.

Contenido: I. El impresor de la Independencia; II. La huella de Juan

Baillío; III. La obra; IV. Un gran impreso: La Constitución de 1811;

los periódicos de los patriotas (1810-1812); un gran periódico:

Mercurio Venezolano, 1811.

 

Separata del Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas,

XLII, Número 167, julio-setiembre de 1959.

Material editado en Estudios bibliográficos, (Caracas, 1961); recogido

en La imprenta en Venezuela. (I. Estudios y monografías), de las

Obras de Pedro Grases, volumen 8 (Caracas- Barcelona-México, Editorial

Seix Barral, 1981), p. 217-311, se acompaña con numerosas

reproducciones facsimilares.

 

52

La constitución venezolana de 1811, reimpresa en Guatemala en 1823 /Pedro Grases.- Maracaibo: Editorial Universitaria LUZ, 1967. p. 11-16: facsíms.

Contenido: Separata del Boletín de la Biblioteca General de la

Universidad del Zulia, Maracaibo, Número 11-12. Agosto de 1966-julio

de 1967.

Trabajo recogido en Libros y libertad (Caracas, 1974); también en su

obra De la imprenta en Venezuela y algunas obras de referencia

(Caracas, 1979) y en La imprenta en Venezuela. (II. Estudios y

monografías), de las Obras de Pedro Grases, volumen 9

(Caracas-Barcelona-México, Editorial Seix Barral, 1982), p. 247-249.

Contribución a la bibliografía venezolana del Derecho Constitucional /Pedro Grases.- Caracas: 1961. 44 h.

Contenido: Ponencia al Congreso de Academias e Instituciones

Históricos publicada en El pensamiento constitucional de

Latinoamérica, 1810-1830 (Caracas, 1961)

Material recogido en Investigaciones bibliográficas (Caracas, 1968) y

en Valentín Espinal, 1803-1866 y en Valentín Espinal, 1803-1866 y

Estudios bibliográficos, I, de las Obras de Pedro Grases, volumen 10

(Caracas-Barcelona-México, Editorial Seix Barral, 1983), p. 541-576.

 

56

Contribución a la bibliografía venezolana del Derecho Constitucional /Pedro Grases.- Madrid: Ediciones Guadarrama, 1962. 53 p.

Contenido: Advertencia; I. Fuentes bibliográficas; II. Repertorios de leyes y ediciones de constituciones Tratados, estudios, proyectos y monografías. Separata de la Academia Nacional de la Historia, El pensamiento constitucional de Latinoamérica, 1810-1830, Tomo III, p. 31-84. Caracas: 1962 (Madrid: Ediciones Guadarrama). Sesquicentenario de la Independencia de Venezuela, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia; Número 49).

Trabajo recogido en su libro Investigaciones bibliográficas (Caracas: 1968), Tomo I, p. 261-295; y en Valentín Espinal, 1803-1866 y en Valentín Espinal, 1803-1866 y Estudios bibliográficos, I, de las Obras de Pedro Grases, volumen 10 (Caracas-Barcelona-México, Editorial Seix Barral, 1983), p. 541-576.

 

Grases, Pedro, 1909-2004

Constitución Federal de Venezuela, 1811 Reproducción facsimilar (de la edición de 1812) conmemorativa del Sesquicentenario de la Introducción de la imprenta en Venezuela. 1811-1961/ Estudio Preliminar por Pedro Grases.- Caracas: s.n., 1958. Editado por la Compañía Shell de Venezuela. (Caracas). Incluye reproducción facsímilar de la edición de 1812.

Contiene: La Constitución de 1811 y su impresor

I.-El impresor de la independencia, p. 6

II.- La huella de Juan Baillío, p. 8-15

III.- La obra, p. 16-17

IV.- La Constitución de 1811, p. 18-22

Reproducción facsimilar de la Constitución Federal para los Estados

Unidos de Venezuela, Hecha por los representantes de Margarita, de

Mérida, de Cumaná, de Barinas, de Barcelona, de Trujillo, y de

Caracas, reunidos en Congreso General.- Caracas: en la imprenta de

Juan Baillío, impresor del Supremo Congreso de los Estados Unidos de

Venezuela. Año segundo de la Independencia. 1812. p. 1-40.

 

Grases, Pedro, 1909-2004

Constitución Federal de Venezuela, 1811; Reproducción facsimilar de la

edición de 1812 en conmemoración del Sesquicentenario de la

Independencia de Venezuela, 1811-1961 / Estudio preliminar de Pedro

Grases.- Caracas: CORPA, Corporación Publicitaria Nacional, 1964. 23, 40 p.: il. ; 24 cm.: fasíms. Reproducción facsimilar de la edición de 1812 en conmemoración del Sesquicentenario de la Independencia de Venezuela, 1811-1961 / estudio preliminar por Pedro Grases.

 

Sociedad Bolivariana de Venezuela. Caracas

Memoria del Congreso Internacional Bolivariano (Caracas, 1 al 5 de

julio de 1983) / Presentación de Francisco de Salas Pérez.- Caracas: Sociedad Bolivariana de Venezuela, Comisión Organizadora, 1985. 679p.; il.

 

Contenido: Presentación del libro, “Léxico Constitucional

Bolivariano”, por la Asociación de Estudios Sociales Latinoamericana,

incluye Palabras, por Pedro Grases, p. 111-113. Recogido en Obras de

Pedro Grases, volumen 17 (Caracas-Barcelona-México, Editorial SeixBarral, 1988), p. 341-343.

 

Banco Central de Venezuela. Caracas

La obligatoriedad de los artículos 86 y 87 de la Ley del Banco

Central. A la cabeza del título: Banco Central de Venezuela

Dictámenes de los eminentes juristas extranjeros profesores, Esteban

Jaramillo, Manuel Augusto Olaechea, Ángel Ossorio Gallardo, Demófilo

de Buen y Felipe Sánchez Román, sobre las cuestiones debatidas en el

juicio seguido por el Banco Central de Venezuela contra el Banco Venezolano de Crédito y estudio filológico del Profesor Pedro Grases sobre la frase «actuales emisiones» contenida en el citado artículo 86.- Caracas: Litografía del Comercio. Banco Central de Venezuela, <entre 1945 y 1960> 1 h. i-<iii>, 149 p., <6> h. de lams.; il.: retr.; 28 cm. Incluye Foto y Rasgos biográficos del Doctor Grases.

 

Contenido: Sobre el recto y propio significado de la expresión de

«actuales emisiones» (Informe. Recogido en Obras de Pedro Grases, volumen 13. Ensayos y reflexiones (Caracas-Barcelona-México, Editorial Seix Barral, 1983), Tomo I, p. 111-143.

Informe sobre el recto y propio significado de la expresión de «actuales emisiones». Caracas, 27 de octubre de 1944. Incluye índice y Nota anexa. (Original Mimeografiado). 46 p.


Obras en colaboración

CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA

Los proyectos constitucionales del Libertador/ compilación y estudios bibliográficos, por Pedro Grases; Estudios jurídicos políticos, por Tomás Polanco Alcántara. – Caracas: Publicaciones del Congreso de la República de Venezuela, 1983. 408 p. – (Ediciones conmemorativas del Bicentenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar).

Contenido: Ofrecimiento, por Godofredo González, p. 1.- Advertencia editorial, por Pedro Grases, p. 3.- Primera parte: Estudios bibliográficos, por Pedro Grases, p. 7-72.

Escrito a mano por don Pedro dice aquí: p. 62. Hay que redactarlo como introducción a la C. Escritos Obras Completas, entre 265 y 266. Otra entrada.

_______ Comisión Editora de las Obras Completas de Bello, Introducción, redacción por ¿?? y Pedro Grases.

Léxico Constitucional Bolivariano (3 vols).

Anna Maria Bartoletti Colombo, Luis Bruzual Alfonso y Luis Zelkowicz Perera.

Comité Científico Asesor: Miguel Batllori, Piero Fiorelli, Pedro Grases, Martha Hildebrandt, Tomás Polanco Alcántara, Giorgio Recchia, José Luis Salcedo Bastardo.

Trabajo realizado por la Documentazione Giuridica del Consiglio Nazionale delle Ricerche y la elaboración electrónica fue llevada a cabo por el Istituto di Lingüistica Computazionale del Consiglio Nazionale delle Ricerche.

Prefacio de Pierangelo Catalano. Concordancias (abandonar-línea), vol. 1. Concordancias (línea-yugo), vol.2. Índices de Frecuencia e Índices Especiales, vol. 3.

Léxico Constitucional Bolivariano (3 vols.). Associazione de Studi Sociale Latino-Americani, Sociedad Bolivariana de Venezuela. Edicione Scientifique Italiane, 1983.

Horacio Jorge Becco, en su Bibliografía de Pedro Grases de 1987, cataloga esta monumental obra con el Nº 266.


La revolución de septiembre

Asdrúbal Aguiar, Columna Semanal, (Fragmento)
21 de agosto 2016, Fuente de noticia Venezuela-La Patilla, Noticiero Digital, Dolar Today; Runrunes y otros.
lasampablera.com/…/runrunla-revolucion-de-septiembre-por-asdrubal-ag…

Releo, en paralelo, a don Pedro Grases, del que Uslar Pietri afirma que nadie puede escribir sobre el pensamiento venezolano “sin servirse de Grases; sin seguir a Grases en toda la asombrosa variedad de sus pesquisas y hallazgos”.

En su volumen “Preindependencia y Emancipación” encuentro el texto del que Gil Fortoul señala ser la partida de nacimiento de nuestra república civil y democrática: “El programa de 1797 contiene ya en germen lo que realizaron los patriotas de 1810 a 1811”, señala éste.

Destaca, a la sazón, el discurso introductorio a los “Derechos del hombre y del ciudadano”, dirigido a los americanos para fundamentar y animar la conspiración de Gual y España, atribuido a Juan Bautista Picornell. Las máximas de la república democrática que enuncia, como ahora lo hace Leopoldo en su libro, tienen por igual basa la idea de que todos los derechos son para todos. El programa citado, según lo prueba Grases, influye el diseño de nuestras primeras Constituciones, las de 1811, 1819 y 1830, por contener principios invariables para dar al traste con el oprobio del despotismo maquiavélico. Son premisas que luego se apagan y ocultan nuestros “gendarmes innecesarios” con la violencia, y son desvalorizadas ex novo a partir de 1999.

La revolución es medio para la fragua del “hombre nuevo” de Picornell, que plagian mal el Che y Chávez: a saber, el formado para la libertad. El documento de 1797, tan golpista como el de López, Ledezma y Machado, es tal para los Maduro y los Cabello, por predicar el gobierno popular y colegiado; representativo y participativo; sin burocracia ni servilismo; electivo como “principio fundamental”; alternativo como “equilibrio de la democracia”; momentáneo, responsable, sin reelección inmediata; transparente y de deliberación pública; negado a los estados de excepción; opuesto “a toda transacción de los derechos” y que algunos ven como “obstáculos para el restablecimiento de la tranquilidad general”.

Si al voluntarismo político de la hora se sobrepone la conciencia colectiva de los derechos: “todos los derechos para todos”, no cabe duda que el 1ro. de septiembre presenciaremos una revolución auténtica: “Viva el pueblo soberano, y muera el despotismo”.

correoaustral@gmail.com.